Debería haber algún tipo de control a la tontería de los ministros. Y no digo ya «políticos», porque teóricamente cualquiera puede dedicarse a la política. Pero se debería exigir un mínimo de lucidez para ostentar un ministerio, de lo que sea, aunque sea el ministerio de la comedia.
Ahora resulta que la ministra de comedia dice que es una injusticia que se acepte la palabra «fistro» y no se acepte «miembra». Señora ministra: mejor no intente compararse con Chiquito, porque pierde.
Y para colmo, manifiesta que se trata de «un debate interesante sobre el sexismo en el lenguaje». ¡Que barbaridad! ¡Un ministerio para eso! Yo pensé que estaba para asegurar la igualdad de derechos del hombre y la mujer, para que a las cajeras de supermercado no las echen del trabajo al quedar embarazadas, por ejemplo, cosa que sigue pasando día si y día también, y no para asegurarse de que se pinten mas paredes de rosa que de celeste.
Yo me pregunto si esto es causado por una tontería supina o por algún plan maquiavélico que no acabo de comprender.
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