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Selecta libertad

Ultimamente hay bastante revuelo con el tema de las cámaras digitales y los derechos de imagen y demás. También hay revuelo con la libertad de expresión que se explota a conciencia y con gusto, por primera vez quizas, en los blogs.

Antes, nos contaban la historia de la libertad de expresión, que cualquiera podía decir lo que quisiera. Pero para la gran mayoría como mucho quedaba en despotricar con los amigos en el bar, porque el acceso a los medios siempre fué mas bien selecto. En cuanto (casi) cualquiera tiene acceso a un medio de comunicación de masas, y puede poner su opinión en un lugar en el que (potencialmente) puede leerlo todo el mundo, parece que las reglas del juego ya no son válidas. Empiezan a aparecer los que se sienten incómodos con tanto libertinaje, y en seguida la preocupación pasa por restringirlo, o como mínimo controlarlo. Y lo mejor es que nos venden la moto de que es para protegernos. Demasiada libertad en manos del vulgo es un peligro, ya lo sé.

Y tres cuartos de lo mismo con la fotografía. Antes cualquiera iba con una cámara de fotos a cualquier lado. Cualquiera que tuviese una buena cámara podía sacar fotos de los bañistas en la playa y tan tranquilos. Vendérsela al periódico, o montarse su colección privada de topless. Cualquiera que tuviera, como dije, una buena cámara de fotos. Pero cuando cualquiera puede ir con una cámara digital en el bolsillo, empiezan las complicaciones. Cuando los brutos por fin hemos podido acceder a una cámara digital, nos tienen que cambiar las reglas. Se sacan de la manga una cosa que llaman «derecho a la propia imagen», que es útil para los famosillos e inútil para los de a pié, y en nombre de la privacidad de la gente que anda por la calle, pero sobre todo en nombre del control de lo que se ve y no se ve, se prohíbe sacar fotos en casi cualquier lugar ni a nadie que no de su consentimiento (aunque esté en un lugar público), a la par que las empresas de seguridad (y las de telefonía, ya que estamos) inundan todo con cámaras de vigilancia en los lugares mas insospechados. Por supuesto en los medios de comunicación tradicionales, de los mas interesados en mantener su monopolio de control popular, cada tanto te sacan una noticia del degenerado que hacía fotos a las chicas en un vestuario, y con eso ya está todo justificado.

Cuando tuvimos las respuestas, nos cambiaron las preguntas.

«Y asi sube, la balanza. El precio tambien sube, tambien sube la venganza,y ahora va, y ahora que, son todos narcos…»

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