– Pensá una palabra, rápido, ya.
– Mondongo
– ¿Como que «mondongo»? ¿eso es lo primero que te viene a la cabeza?
– Si
– ¿Por que no pensás «mesa», «silla», «puerta», las típicas güevadas?
– Yo que se. me pedistes la primer palabra que me venga a la cabeza, y te la dije.
– ¿Y que relación tenés con el mondongo? ¿te gusta mucho?
– A decir verdad, no. Lo que me gusta mucho es el locro. Me encanta el locro. Pero a veces como el mondongo, y otras veces lo dejo a un lado.
– Claro, depende del cocinero.
Pero algún motivo tendrías para pensar en eso. Algo habrás relacionado. ¿será que pensastes en comida?
– Puede ser. Deberías preguntárselo a mi yo interior, que es el que me dicta. Igual, si pensase en comida no diría mondongo. Diría bife de chorizo, lomo… «Mondongo», entre todas las comidas, no parece la que uno inmediatamente relacionaría con comida. De niño es el típico plato que te obligan a comer y no te gusta; además tiene esa textura rara, de masticar algo blandengue y gomoso.
– Freudiano…
– Eehhh, ojito, yo no he dado a entender nada. Solo digo que el mondongo es raro, es gomoso y a los niños no les gusta.
– Aparentemente, lo relacionas con un trauma infantil.
– Puede ser. Acumulo una colección de traumas. Los típicos que tiene cualquier persona, mas los que haya inventado yo.
– ¿Lo has hablado con un psicólogo?
– Se lo he contado al psicólogo de emacs.
– Mirá vos…
$ passwd
Enter new UNIX password: mondongo
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