Algo así es lo que vino a decir la vicepresidenta primera del gobierno a raíz de lo acontecido la semana pasada con El Jueves.
Según El Pais, la vicepresidenta «…ha insistido en aclarar que su valoración del pasado sábado, cuando defendió el papel de la Fiscalía al motivar el secuestro del semanario, fue malinterpretada…«, y «…ha enfatizado la independencia del Gobierno respecto de las actuaciones judiciales, «que ni apoya ni deja de apoyar estas decisiones» …». Finalmente, sobre la libertad de expresión «…ha matizado que su ejercicio debe ser compatible con ése y otros como el de la intimidad…»
Si bien la doctora De La Vega se encuentra, en el raro y retorcido abanico político, entre aquellas que me merecen respeto, me temo que aquél argumento de que sus palabras de ayer «fueron malinterpretadas» es de los que solo se pueden usar una vez y con débiles resultados, porque si se repite empieza a oler mal.
Y sobre el derecho a la intimidad… que voy a decir. No véo cómo se puede violar la intimidad de nadie con solo imaginar qué puede estar haciendo en su casa. Y no admito al respecto argumentos teológicos sobre el pecado de pensamiento…
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